sábado, 3 de noviembre de 2012

HISTORIA

Desde el año 1975 hubo en Cuenca la expresión pública de conseguir la libertad, en diferentes lugares de la ciudad, el 25 de marzo de este año, circularon unos manuscritos que contenían ideas de LIBERTAD como una reafirmación a la conciencia cívica y amor a su tierra. Los patriotas cuencanos revelaron sus sentimientos de amor a la INDEPENDENCIA en los letreros que contenían lo siguiente "MORIR O VIVIR SIN EL REY PREVENGAMOS", valeroso vecindario. Libertad queremos, y no tantos  pechos y opresiones". Conocían muy bien los cuencanos quienes eran los autores de esta invitación a través de los letreros, pero guardaban absoluta reserva por las amenazas de los funcionarios españoles, muy leales a su Rey. y estas autoridades reales temblaron como la encina al soplo del huracán, levantaron juicios criminales contra las autoridades y cómplices de las leyendas fijadas en las paredes de los edificios de la ciudad.

Exactamente no se sabe el paradero de estos juicios, pero se puede asegurar de los participantes en la fijación de dichas leyendas fueron: Paulino Ordoñez, Fernando Saladar y Piedra, Joaquín Tobar. Estas leyendas las tomaron los cuencanos, como su primer Himno Patrio coreado por sus pechos enardecidos de civismo y ansia de libertad, para romper las cadenas del León Ibérico que dominaba en la Real Audiencia de Quito.

Con este fin se hicieron dos tentativas, pero fracasaron los patriotas en su empeño y resolvieron dar un golpe decisivo en la consecución de la libertad para su pueblo. El Dr. José María Vásquez de Noboa mandó a publicar el 13 de noviembre de 1820 unas Reales Ordenes Españolas por bando solemne, acompañado de la escolta militar; mientras se leía dicho bando en una esquina de la dudad, 9 patriotas del complot se echaron sobre el complot y desarmaron a la fuerza. Los 9 valientes estaban capitaneados por el prócer Tomás Ordoñez, verdadero héroe de la jornada. Cuando se hallaba trabado en una lucha con un soldado le atravesó la pierna de un golpe de bayoneta. Los patriotas se reunieron en la plaza de San Sebastián, allí con un numeroso grupo de ciudadanos cuencanos proclamaron la libertad e independencia de Cuenca.

El regocijo popular fue indescriptible. Ordóñez a pesar de encontrarse herido, recorría las calles animando y entusiasmando a las multitudes; Don Juan Mana Ormaza y Caccuta fue el orador principal, manifestó con elocuencia los sacrificios que todos deben hacer por la libertad e independencia de la Patria. Cumpliendo así el juramento que hicieron estos valerosos hombres para vengar la sangre que se derramó despiadadamente en la masacre del 2 de Agosto de 1810; horrible hecatombe que consternó a toda América, pero lo cual sirvió de savia fecunda para Conseguir la libertad el 9 de octubre de 1820 en Guayaquil, y el 3 de noviembre en Cuenca. Y así se forjó la libertad e Independencia de Cuenca; los precursores de ella también pensaron en amasar la grandeza de su pueblo bajo la égida de la libertad.

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